En este mundo de teorías de conspiraciones y guerras de cuarta generación, no convencionales, se ha hablado del origen del Covid-19. Lo cierto es que hubo una mala gestión en el manejo de los riesgos por parte de los líderes mundiales y vemos el efecto con miedo.
Ahora traslademos esto a lo micro, a lo cotidiano, hemos visto buhoneros en la redoma de Petare, surfistas o bañistas en las playas, entre otros tantos.
Desconocen ellos que arriesgan la salud de miles de personas y su propio entorno?. Es egoísmo, falta de interés por el prójimo, irresponsabilidad o es con intención?.
Esta violación de una norma de aislamiento social impuesta por las autoridades acarrea consecuencias de índole diversas (penal, económicas y salud).
Nos preguntamos, porqué actúan así ¿Las directrices son claras u oscuras? ¿Qué ocurre? Es la cultura de lo imprudente, de la transgresión de reglas impuestas?.
Durante los últimos días hemos escuchado las palabras CONTAGIO, PANDEMIA, VIRUS en demasía.
La interrogante del mundo del COMPLIANCE es ¿será suficiente con establecer normas, códigos de conducta manuales y procedimientos en una organización para una BUENA GESTION DE COMPLIANCE? La respuesta es NO.
El futuro de esta disciplina legal, apunta a una profundización de adoctrinar, fundir en las mentes del personal de la organización una cultura de Ética, Principios y Valores Morales.
Puede sonar romántico, pero es necesario para las nuevas generaciones de ejecutivos y empresarios.
De esta manera estoy seguro se mitigaran en un alto porcentaje los riesgos penales y administrativos. Sabemos que no es fácil. Pero debemos hacer todo lo posible.
El compliance no es una moda, es el norte que debe guiarnos para lograr un mundo jurídico empresarial, más justo, más serio donde impere la confianza en el otro.
Hoy más que nunca debemos hacer lo correcto, lo que corresponde para vencer a este terrible enemigo invisible que hoy socava la salud, la economía y el Derecho más sagrado, la vida.
Debemos apuntar a una cultura Compliance!.